Niveles de conciencia y estilos parentales ante el acceso y consumo de pornografía en la infancia y adolescencia

Levels of awareness and parenting styles regarding access and consumption of pornography in childhood and adolescence

Lluís Ballester Brage

Universidad de las Islas Baleares (España)

lluis.ballester@uib.cat 0000-0003-1861-7511

Sandra Sedano Colom

Universidad de las Islas Baleares (España)

sandra.sedano@uib.es 0000-0003-1861-7511

Judith Lorente-De-Sanz

Universitat Ramon Llull (España)

judithld@blanquerna.url.edu 0000-0002-0703-2801

Berta Aznar-Martínez

Universitat Ramon Llull (España)

bertaam@blanquerna.url.edu 0000-0002-1658-5053

Recibido: 28-11-2023 | Aceptado: 08-01-2024

Cómo citar:

Ballester Brage, L., Sedano Colom, S., Lorente-De-Sanz, J., & Aznar-Martínez, B (2024). Niveles de conciencia y estilos parentales ante el acceso y consumo de pornografía en la infancia y adolescencia. Cuadernos del Audiovisual del Consejo Audiovisual de Andalucía, (11), 73-104. https://dx.doi.org/10.62269/cavcaa.12

Resumen: La nueva pornografía distribuida en Internet representa un reto considerable para las familias. El estudio de la percepción sobre el acceso, consumo para sus hijos e hijas, así como los niveles de conciencia sobre las consecuencias, es una cuestión esencial para la mejora de los procesos de socialización. Junto a estos aspectos, también se plantea el tema clave de cómo están afrontando estas cuestiones desde la perspectiva de la dinámica familiar, es decir, con qué estilos parentales se relacionan padres y madres con sus hijos e hijas.

Para conocer estas cuestiones se ha realizado una encuesta en las Islas Baleares en el segundo semestre de 2022, obteniendo una participación muy elevada, contándose finalmente con una muestra de 2592 familias. Una de las limitaciones con la que nos hemos encontrado ha sido la desigual participación de padres y madres, siendo estas últimas las que han participado de manera mayoritaria.

Los resultados muestran que el nivel de consciencia del acceso y consumo de pornografía de sus hijos e hijas es bastante reducido, aunque la conciencia sobre las consecuencias y el reconocimiento de la necesidad de la educación de las emociones, los afectos y la sexualidad, para niños, niñas y adolescentes, así como para las propias familias, son muy elevadas.

El estudio representa el primer análisis sociológico con una muestra representativa de familias y aporta orientaciones sobre la situación actual de las dinámicas familiares en relación con los procesos de socialización mediados por la pornografía.

Palabras clave: acceso a la pornografía; consumo de pornografía; educación afectivo sexual; estilos parentales; pornografía; socialización familiar.

Abstract: The new pornography distributed on the Internet represents a considerable challenge for families. The study of the perception of access and consumption for their children, as well as the levels of awareness about the consequences, is an essential issue for the improvement of socialization processes. Along with these issues, we consider how they are facing them, from the perspective of family dynamics, that is, with what parenting styles fathers and mothers relate to their sons and daughters.

To find out about these issues, a survey was carried out in the Balearic Islands in the second half of 2022, obtaining a very high participation, finally having a sample of 2,592 families. One of the limitations is the unequal participation of fathers and mothers, with the latter being the ones who have participated in a majority way.

The results show that the level of awareness of their children’s access and consumption is quite low, although awareness of the consequences and recognition of the need for education in emotions, affections and sexuality, for children and adolescents, as well as for the families themselves, are very high.

The study represents the first sociological analysis, with a representative sample of families, that provides guidance on the current situation of family dynamics in relation to the socialization processes mediated by pornography.

Keywords: access to pornography; pornography use; affective and sexual education; parenting styles; pornography; family socialization.

1. Introducción: acceso, consumo y consecuencias de la pornografía en la infancia y adolescencia

Desde 2008 el desarrollo de Internet con las tecnologías de cuarta generación se asocia con la creciente popularidad del contenido sexualmente explícito disponible en alta calidad, de manera rápida, sin necesidad de registrarse ni pagar (la mayoría de la oferta). Ese cambio se ha asociado a una mayor exposición al contenido pornográfico en línea a lo largo de la infancia y adolescencia, de manera intencionada o no. Se puede definir la pornografía en Internet como aquel material audiovisual, en especial filmaciones, que representa de una manera explícita la actividad sexual humana, aprovechando los modelos tradicionales de la conducta sexual humana (mujeres sumisas, prácticas de riesgo, violencia sexual, etc.) al margen de las orientaciones sexuales. Esta concepción de la pornografía se basa en el análisis de los productos que se distribuyen a través de las plataformas presentes en Internet y no en una consideración abstracta sobre la misma (McKee et al., 2023). En cualquier caso, en el estudio se analiza la misma a partir de una consideración genérica: filmaciones de la actividad sexual humana distribuidas en Internet, al margen del tratamiento que se les dé a dichas filmaciones.

La investigación disponible para comprender las implicaciones sociales, interpersonales y sexuales de la exposición a la pornografía, tanto durante la adolescencia como en la edad adulta, ha producido resultados acreditados (Bőthe et al., 2020; Ferguson & Hartley, 2022). Se ha podido establecer de manera consistente que el acceso se realiza a edades muy tempranas para un 17,5% de los niños y niñas (Ballester et al., 2022). Las primeras experiencias, anteriores a los 12 años, se pueden identificar en términos de acceso y no tanto de consumo. Por ese motivo, los niños y las niñas han sido clasificados dependiendo de sus trayectorias de acceso. Los niños se suelen dividir en quienes no han tenido aún esas primeras experiencias, (1) quienes sí las han tenido, pero no han frecuentado la pornografía; (2) quienes han hecho un uso poco frecuente o un uso ocasional; y (3) quienes han hecho un uso frecuente (más de 3 horas a la semana). En las niñas, las trayectorias, al margen de la no experiencia fueron (1) el uso poco frecuente y (2) el uso ocasional estable (Willoughby et al., 2016. En cualquier caso, la posición de consumo en la mayoría de los estudios ha encontrado una asociación entre la exposición temprana (riesgo por acceso temprano) y el uso más frecuente más adelante en la vida (riesgo por consumo frecuente) (Nieh et al., 2020).

Los años de la adolescencia son un periodo de crecimiento y exploración, interpersonal y sexual. Se ha estudiado el fuerte vínculo entre la exposición a la pornografía y el aumento de la adopción de determinados guiones sexuales por parte de los adolescentes, cambiando su percepción y actitudes en torno al sexo, construyendo un imaginario sexual caracterizado por recuperar modelos convencionales tóxicos para las relaciones igualitarias, en especial cuando hay consumo regular de pornografía (Wright & Donnerstein, 2014).

Peter y Valkenburg (2016) realizaron una revisión exhaustiva para sistematizar la investigación empírica que se publicó entre 1995 y 2015 sobre la prevalencia, los predictores y las implicaciones del uso de pornografía por parte de los adolescentes. Su análisis sugirió que el uso de pornografía se asociaba con la formación de las actitudes sexuales en la adolescencia, tendiendo a vincularse, por ejemplo, con creencias sexuales estereotipadas, con clara aceptación de los modelos de género más tóxicos (centralidad y dominio sexual masculino). La pornografía promueve los estereotipos de género y refuerza la idea del género femenino sumiso. También parecía estar relacionada con mayor presencia de la agresión sexual, tanto en términos de perpetración como de victimización (Peter & Valkenburg, 2016), en especial mediante el mecanismo de erotización de la violencia (Alario, 2021).

En la adolescencia se usa Internet para muchos propósitos. Un creciente número de investigaciones sugiere que con frecuencia, en la infancia y adolescencia se busca o se encuentra, sin buscar, contenido pornográfico. Un estudio que analizó la base motivacional para los adolescentes que ven regularmente pornografía incluyó como motivaciones la curiosidad sexual, el entretenimiento, la evasión emocional, la reducción del estrés, la fantasía, la evitación del aburrimiento, la falta de satisfacción sexual y la autoexploración como los principales factores para ver contenido pornográfico (Bőthe et al., 2021). Sin embargo, las motivaciones que conducen al consumo problemático de pornografía (CPP) y otros efectos negativos son similares, aunque asociadas a otras carencias y características personales. Los adolescentes con bajo autocontrol emocional y conductual, impulsivos, así como aquellos con conductas no normativas tienen una mayor probabilidad de realizar un consumo problemático de pornografía (Beyens et al., 2015). A medida que los adolescentes se hacen más mayores, con creciente margen de autonomía, si se mantienen los niveles de consumo y siguen buscando materiales cada vez más fuertes, se observa cómo se normalizan relaciones más disfuncionales y el consumo problemático de pornografía (CPP) (Lewczuk et al., 2020). Hay que recordar que la calificación de «problemático» no es un juicio de valor, sino una acreditación de la propia percepción de daño. El CPP se asocia con desregulación emocional, hábitos de uso muy frecuentes y desconexión de la empatía (Bőthe et al., 2023; Villena-Moya et al., 2023).

Un estudio que evaluó las variables disposicionales, de desarrollo y sociales asociadas con la elevada frecuencia de consumo de pornografía en escolares adolescentes en España halló que ser hombre, el uso de sustancias, no ser musulmán, un mayor interés sexual y el uso de las redes sociales para obtener información sexual, aumentaban las probabilidades de ese consumo. La religiosidad se asoció con una disminución de la visualización de pornografía, especialmente en adolescentes varones (Farré et al., 2020). En otro estudio, que comparó la visualización de pornografía, de alta y baja frecuencia, en un análisis longitudinal de 4 olas, en cada intervalo de medio año se encontró que la frecuencia elevada del uso de pornografía en niños era sustancialmente mayor en comparación con el de las niñas y el consumo de pornografía se asoció con el crecimiento acelerado de las actividades sexuales, para ambos sexos, en la adolescencia temprana y media (11 a 14 años) (Pirrone et al., 2022). En general, estos estudios han revelado esa disparidad de género en el acceso y el consumo frecuente (Yu et al., 2021), informando de que las niñas suelen consumir menos y de manera menos frecuente. Sin embargo, los consumos se van igualando a lo largo del tiempo (Ballester et al., 2022). Finalmente, también se ha podido acreditar que los adolescentes bisexuales y homosexuales eran usuarios más frecuentes de pornografía que sus compañeros heterosexuales (Farré et al., 2020).

La pornografía en línea no está regulada y diversos estudios han señalado que, en comparación con las modalidades tradicionales en papel o cintas de vídeo, en línea tiene imágenes mucho más violentas y representa prácticas extremas de sexualidad que aumentan las probabilidades de que estos comportamientos pasen a formar parte del imaginario sexual que quiera experimentarse. En las redes sociales y foros de influencers se refuerzan y promueven los consumos de materiales extremos, pero también lo hace el cansancio ante la visualización de prácticas convencionales. El principal problema con el desarrollo cognitivo de los adolescentes es que es posible que no puedan identificar los límites de la conducta basados en el respeto de la otra persona, el consenso de prácticas y el placer compartido. Esa pérdida de referentes promueve un comportamiento sexual problemático. Los adolescentes que participan en relaciones sexuales y comportamiento sexualmente abusivos generalmente muestran un acceso temprano y una exposición frecuente a la pornografía hardcore (Ballester et al., 2022; Collins et al., 2017; Dillard et al., 2019).

En diversos estudios se ha acreditado que la violencia en las relaciones de pareja adolescente (física, sexual y de acoso) estaba fuertemente influenciada por la exposición a pornografía violenta. Ese consumo promueve la victimización hacia las mujeres, en relaciones sexualmente abusivas donde los hombres suelen ser los perpetradores (evaluados por la expectativa del mito de la violación, la sumisión, el abuso de sustancias y la actitud de igualdad de género) (Mestre-Bach et al., 2023; Rostad et al., 2019). Con frecuencia se informa de que las violaciones, los delitos violentos y las agresiones sexuales son más frecuentes en los adolescentes y jóvenes que pasaron más tiempo viendo contenido sexualmente explícito. Se ha identificado la reducción de la cultura de la protección, el no uso de preservativos y de episodios de violencia sexual que emulan el contenido en línea (Ballester, 2023; Chatterjee & Kar, 2023). También se ha podido identificar la relación entre el sexting, especialmente el sexting no consensual (es decir, reenviar una imagen sexualmente explícita de una pareja de citas, pareja de relación, amigo, extraño o expareja) y el uso habitual de pornografía (van Oosten & Vandenbosch, 2020).

Al margen de lo que representa la pornografía mainstream, en el sentido que se ha presentado hasta aquí, los impactos en las relaciones interpersonales de la pornografía pueden resumirse en la Figura 1.

Figura 1

Sexualidad y relaciones interpersonales

Tal y como se puede ver, podrían considerarse tres tipos de riesgos principales: por acceso desde edades muy reducidas, con consumo frecuente y por contacto con personas que se pretenderá captar para producir pornografía. Por otro lado, se pueden ver tres de los impactos más relevantes por lo que se refiere a las relaciones interpersonales: la distorsión de percepciones diversas, pero en especial aquellas relacionadas con el imaginario sexual. La formación de actitudes, entendidas como precursoras de conducta, en especial mediante el modelado de conducta. Finalmente, el impacto sobre las propias conductas, de manera no consciente o como búsqueda del «paso al acto» (Ballester et al., 2022; Robb & Mann, 2023).

El papel de las familias. En vista de estos estudios, la importancia de la orientación de los padres con respecto a la exposición a la pornografía es obvia. La exposición a la pornografía a una edad temprana es una preocupación para los padres, educadores e investigadores. Los problemas sociales, de salud y para las relaciones interpersonales se han discutido como posibles consecuencias negativas del consumo habitual de pornografía en Internet (Ballester et al., 2022; Beyens et al., 2015; Lim et al., 2016).

En el proceso de socialización, el papel de padres y madres es esencial, por ello, plantearse cómo afrontan el acceso y el consumo probables, desde muy jóvenes, tiene sentido. En cuanto a los estilos parentales de los progenitores, tanto los autoritarios como los negligentes conducen a una menor orientación actitudinal y de conducta, lo que aumenta el consumo problemático de pornografía, mientras que los padres democráticos promueven mejor la salud sexual y las prácticas saludables (Boniel-Nissim et al., 2019. Además del estilo parental basado en la comunicación de confianza, un mayor nivel socioeconómico, una dinámica familiar saludable (buen ambiente y resiliencia familiar) y un mayor apego a la escuela han sido algunos de los factores de protección identificados (Boniel-Nissim et al., 2019; Mesch, 2009).

La familia educa activamente a través de modelos de identificación, del modelado de conducta, del lenguaje y la comunicación, así como del clima familiar (Shewark et al., 2022; Stafford et al., 2016). Algunos de estos aspectos, como la comunicación bidireccional con los hijos, atender a las necesidades que puedan tener, ofreciendo un clima familiar cálido y de confianza, son las que definen el estilo parental democrático (Boniel-Nissim et al., 2019), el cual favorece la autoestima en la infancia y la estabilidad emocional, así como el desarrollo de la empatía y la relación positiva con los iguales (Carrillo et al., 2018; Jabeen et al., 2013).

Todos los agentes de socialización tienen responsabilidades en los procesos formativos. Se ha hablado con frecuencia de la educación afectiva y sexual en el contexto educativo, pero en menor medida del papel de las familias (Ballester & Sedano, 2022; Ballester et al., 2022; Flores & Barroso, 2017). El presente estudio intenta ampliar la perspectiva sobre la posición de las familias, su capacidad para desarrollar factores de protección y evitar los factores de riesgo, con relación al acceso, consumo y consecuencias de la pornografía en la infancia y adolescencia. Las variables principales consideran los niveles de conciencia de padres y madres sobre el acceso, consumo y consecuencias de la pornografía por parte de sus hijos, así como los estilos parentales desarrollados por los progenitores. Ambas variables se han analizado de acuerdo a tres referencias fundamentales: (1) el trabajo de Lameiras et al. (2016), Ballester y Sedano (2022) y Robinson et al. (2017) sobre el papel de las familias en la socialización sexual de sus hijos e hijas; la tradición de análisis de las creencias familiares que da lugar a la investigación de Burke et al. (2023) sobre los enfoques familiares de la pornografía; pero, sobre todo, el trabajo de Boniel-Nissim junto con su equipo (Boniel-Nissim et al., 2019) sobre concepciones familiares y estilos parentales en relación con el consumo de pornografía, en el cual se basa el cuestionario utilizado y que se presenta posteriormente.

2. Método

Antes de presentar otros aspectos de la metodología hay que aclarar que el estudio se basa en un enfoque descriptivo, solo parcialmente inferencial, dadas las limitaciones de una muestra con participación voluntaria. El estudio se planteó como una aproximación exploratoria de las creencias y estilos parentales con relación a la pornografía. Los aún limitados estudios sobre esta cuestión en España requieren de una fase exploratoria, en la cual se comprueben los planteamientos del análisis y ofrezcan líneas de actuación para desarrollar estudios casi-experimentales que puedan demostrar (no solo mostrar) cómo algunas creencias limitan la socialización familiar, así como el papel de los estilos parentales en estudios longitudinales rigurosos.

El presente estudio, según el encargo del Instituto Balear de la Mujer (IBD, por sus siglas en catalán), tuvo por objetivo la realización de un diagnóstico sobre la percepción, niveles de consciencia y estilos parentales, de los padres y las madres en Baleares. Se estudió el conocimiento que tienen padres y madres de las prácticas de sus hijos e hijas, así como su concepción de la educación afectiva y sexual y otros temas clave para la prevención. También se estudiaron las prácticas centradas en comunicación, acciones educativas, igualdad, controles parentales y sus opiniones y expectativas sobre los temas tratados. A partir de la demanda se estructuró el estudio mediante la realización de encuestas, estrictamente anónimas, a madres y padres con hijos de entre 11 y 18 años.

El enfoque de la encuesta es preferentemente cuantitativo, pero incorpora la posibilidad de explicaciones a algunas de las cuestiones clave.

Participantes. La selección de la muestra de participantes se llevó a cabo por un procedimiento de muestreo de conglomerados. Las áreas territoriales consideradas fueron las Islas Baleares (Formentera, Ibiza, Mallorca —considerando Palma y Mallorca sin Palma— y Menorca), con un total de 5 estratos básicos. La afijación de la muestra se realizó mediante aproximación proporcional al tamaño poblacional de las áreas territoriales. La unidad primaria de muestreo fueron los centros educativos en los que se imparte la Educación Secundaria Obligatoria, controlando los niveles de concentración de participantes por centro, para evitar los efectos de la autocorrelación, es decir, la sobrerrepresentación de familias de características similares. El universo estaba determinado por madres y padres, con hijos e hijas escolarizados, así como por las personas con la tutela en los casos de acogimiento residencial. En cuanto a la muestra de familias, el equilibrio por sexo (padres/madres) y grupos de edad no se ha podido conseguir, dada la autoselección de las personas participantes (voluntariedad de participación) y la mayor implicación por parte de las madres en las consultas, mostrando un ejercicio de parentalidad más atento a las demandas del sistema educativo.

Para este estudio se dispuso de una muestra de 2592 cuestionarios realizados a personas a cargo de un adolescente de edad comprendida entre 11 y 18 años que se encuentre estudiando en un centro educativo de las Islas Baleares (54 centros educativos: IES, CEIP y otros). Del total de los cuestionarios llevados a cabo se han descartado 44 encuestas por estar mal cumplimentadas, con respuestas erráticas, manifiestamente erróneas o respuesta en menos del 25% de los ítems.

Todas las informaciones y opiniones recogidas están distribuidas por sexo de la persona que contesta. Aunque a veces hayan hablado entre los progenitores y responda la madre, esta respuesta diferencial puede determinar posiciones diferentes en el ejercicio de la parentalidad (Sedano & Ballester, 2020). Las tablas mostrarán si en alguna ocasión estas posiciones determinan opiniones o experiencias significativamente diferenciadas, siempre a partir de los resultados del Chi-cuadrado de Pearson.

Procedimiento de muestreo. Polietápico, estratificado por conglomerados, con selección de las unidades primarias de muestreo (islas, zonas) de forma exhaustiva y de las unidades secundarias (centros educativos) de forma aleatoria, con correcciones para garantizar equilibrio; y de las unidades últimas (individuos) por cuotas de sexo y edad.

Instrumento. Cuestionario en 3 bloques de contenido y un total de 62 preguntas o ítems de escalas. Preparado por el equipo de investigación específicamente para este estudio, validando el contenido, estructura y forma de las cuestiones mediante consulta de personas expertas.

Análisis de los datos. La muestra es representativa, a escala de las Islas Baleares, con un error real de muestreo de ± 1,96% para un nivel de confianza del 95,5%, y P = Q, en el supuesto de muestreo aleatorio simple. Todos los análisis se han realizado con SPSS v.26 y con NVIVO Plus para las preguntas abiertas. Los estadísticos de contraste aplicados para las comprobaciones de las diferencias en las frecuencias son Chi-cuadrado de Pearson y la V de Cramer, ambos con p-valor único. Siempre que se habla de diferencias significativas el p-valor de los estadísticos es inferior a 0,05.

3. Resultados y discusión

Como se puede observar en la Tabla 1, la mayor representación de la muestra es la de progenitores, siendo el 98,2% de la muestra total. Por este motivo, a partir de ahora se hablará de madres y padres y se trabajará con la muestra completa.

En el caso de los progenitores, se observa que hay una diferencia significativa en relación con el sexo de los encuestados. En el 82,8% de la muestra quien responde es la madre. Estos resultados pueden encontrar explicación en que hay una mayor dedicación práctica y temporal por parte de las madres a la responsabilidad parental y la crianza de hijos e hijas (Guijarro et al., 2021).

Hay que resaltar que en el caso de otras personas con responsabilidad parental, sean familiares o no, existe una diferencia entre sexos reducida, sean tutores y tutoras de centro de acogida residencial o familiares, en estos dos casos respondieron 23 hombres y 25 mujeres.

Tabla 1

Quién responde (informantes). Según sexo

Sexo

Total

Hombre

Mujer

Madre

Frecuencia

0

2146

2146

%

0,0%

98,8%

82,8%

Padre

Frecuencia

398

0

398

%

94,5%

0,0%

15,4%

Otro familiar con responsabilidad parental

Frecuencia

16

22

38

%

3,8%

1,0%

1,5%

Tutora o tutor en un centro

Frecuencia

7

3

10

%

1,7%

0,1%

0,4%

Total

Frecuencia

421

2171

2592

%

100,0%

100,0%

100,0%

A partir de ahora se hablará de «madres y padres».

Madres y padres juegan un papel esencial en la educación emocional, afectiva y sexual de sus hijos e hijas. Por este motivo, es muy importante que la familia tenga consciencia de la necesidad de educar a sus hijos e hijas en relación con una sexualidad positiva y sana, y que lo haga a través de la comunicación y de modelos de representación positivos.

Para conocer las opiniones de las figuras parentales se aplicó una escala de 27 ítems (Sedano & Ballester, 2020). Dicha escala, no diagnóstica, originariamente validó su contenido y estructura por jueces. La escala fue factorizada con la muestra del estudio para encontrar aquellas dimensiones fundamentales, fruto de la agrupación entre ítems con las mismas características semánticas, establecidas a partir del análisis de respuestas. Los factores identificados fueron 8, los cuales explican el 70,78% de la varianza, dejando fuera de los factores dos ítems con bajas saturaciones en los factores hallados (ítem 18 y 21). Los estadísticos del análisis ofrecen resultados excelentes, ya que la prueba Kaiser-Meyer-Olkin de adecuación del muestreo obtiene un valor muy cercano al valor 1 (0,873) y la esfericidad de Barlett permite afirmar la prueba de homogeneidad de varianzas (p = 0,000).

Los 8 factores que se presentan, así como los ítems que los conforman (presentados por orden de importancia dentro del factor) son los siguientes:

Las puntuaciones de los factores fueron transformadas a una escala ordinar de 1-5 (Muy en desacuerdo-Totalmente de acuerdo) con objeto de disponer de una escala común que permitiese la comparación y facilitar así la interpretación, ya que es la misma escala de las puntuaciones de los posicionamientos con la que quienes reciben este estudio están familiarizados. Para la conversión se equiparó el 5 con la puntuación máxima teórica del cuestionario y el 1 con la mínima. Este procedimiento es común en la presentación de resultados para facilitar la interpretación (Díaz-Aguado & Martínez-Arias, 2010).

En la muestra (Tabla 2) se observa cómo madres y padres son conscientes de la necesidad de hablar sobre sexualidad con sus hijos e hijas (95,1%), si bien se muestra una mayor preocupación por parte de las madres (95,3%) que de los padres (93,6%). El porcentaje de madres que no están de acuerdo es del 3,0%, mientras que un 4,3% de los padres se muestra en desacuerdo. La diferencia es también poco relevante. A pesar de que actualmente la figura del padre se encuentra más implicada que la generación precedente en la educación de hijos e hijas en el hogar, este continúa menos presente que la madre, mostrando un compromiso inferior al de las madres (Llin et al., 2017). En todo caso, al margen de la menor presencia comparativa, queda patente la aceptación por parte de las familias de la necesidad de la formación en EAS a los y las jóvenes.

Tabla 2

FACTOR 1. Hay que hablar sobre sexualidad y EAS a hijos e hijas. Según sexo

Sexo

Total

Hombre

Mujer

En desacuerdo

Frecuencia

18

65

83

%

4,3%

3,0%

3,2%

Ni de acuerdo ni en desacuerdo

Frecuencia

6

27

33

%

1,4%

1,2%

1,3%

De acuerdo

Frecuencia

26

93

119

%

6,2%

4,3%

4,6%

Totalmente de acuerdo

Frecuencia

368

1977

2345

%

87,4%

91,1%

90,5%

NS o NC

Frecuencia

3

9

12

%

0,7%

0,4%

0,5%

Total

Frecuencia

421

421

2171

%

100,0%

100,0%

100,0%

Muchas madres y padres, a pesar de considerar necesario hablar sobre sexualidad con sus hijos e hijas, no saben muy bien cómo hacerlo o se ven inhibidos, ya sea por factores como el desconocimiento, falta de habilidades, por comodidad o a causa de la subestimación que estos tienen en relación con los comportamientos sexuales de sus hijos e hijas (Breuner et al., 2016). En Baleares se puede observar que la mayoría no tiene dudas: un 51,4% lo dice claramente. Aunque este resultado es muy afortunado, hay que considerar que un 41,9% muestran una posición ambigua en relación con las dudas que tienen a la hora de hablar con sus hijos e hijas (Tabla 3).

En los últimos veinte o treinta años se ha observado una mayor implicación parental por parte de los padres, que dedican más atención a la crianza de sus hijos e hijas, una mayor preocupación de los padres por las necesidades emocionales de sus hijos e hijas (Raley & Sweeney, 2020), incluyendo, en esta implicación parental, la preocupación por sus primeras relaciones sexuales (64,4%) (Tabla 4). Por otra parte, se observa que hay un número muy relevante de madres que presentan esta preocupación (68,2%). La sexualidad está considerada de manera distinta por hombres y por mujeres, estableciendo tensiones y contradicciones en la forma de vivir la sexualidad a causa del rol de poder y expectativas definidas vinculadas a los estereotipos de género (Ferrer & Bosch, 2019). Siguiendo este razonamiento, se puede comprender que las mujeres presentan una mayor preocupación en cuanto a las relaciones sexuales de sus hijos e hijas con otras personas.

Tabla 3

FACTOR 2. Tenemos dudas sobre como hablar de sexualidad a hijos e hijas. Según sexo

Sexo

Total

Hombre

Mujer

Muy en desacuerdo

Frecuencia

61

308

369

%

14,5%

14,2%

14,2%

En desacuerdo

Frecuencia

159

805

964

%

37,8%

37,1%

37,2%

Ni de acuerdo ni en desacuerdo

Frecuencia

175

910

1085

%

41,6%

41,9%

41,9%

De acuerdo

Frecuencia

13

100

113

%

3,1%

4,6%

4,4%

Totalmente de acuerdo

Frecuencia

10

39

49

%

2,4%

1,8%

1,9%

NS o NC

Frecuencia

3

9

12

%

0,7%

0,4%

0,5%

Total

Frecuencia

421

2171

2592

%

100,0%

100,0%

100,0%

A pesar de las dudas o de la incertidumbre que una parte de madres y padres dice tener con respecto a cómo hablar con sus hijos e hijas sobre sexualidad, un 65,9% confirma que los hijos e hijas tienen interés a hablar sobre sexualidad, ya sea directamente o sobre cuestiones relacionadas, sin diferencia por sexo de madres y padres (Tabla 5). Las madres reconocen más esta curiosidad (66,1%) que los padres (64,5%), pero la diferencia no es significativa (p > 0,05). Esto informa de una incorporación creciente de los padres a la comunicación sobre relaciones más íntimas de los hijos y las hijas. Los últimos estudios en Baleares muestran que los padres prefieren hablar con sus hijos y les cuesta más con sus hijas, mientras que las madres no hacen diferencias tan marcadas (Sedano & Ballester, 2020), pero sea como sea, hay una clara identificación de esta demanda.

Cabe destacar que un 4,8% cree que no existe este interés: otro 28,9% no se posiciona ni a favor ni en contra en esta cuestión, es decir, no termina de tener claro si hay o no interés, ya sea porque no se ha expresado directamente o porque les incomoda hablar sobre el tema.

Tabla 4

FACTOR 3. Preocupación por la edad de las primeras relaciones sexuales con otras personas de hijos e hijas. Según sexo

Sexo

Total

Hombre

Mujer

Muy en desacuerdo

Frecuencia

8

42

50

%

1,9%

1,9%

1,9%

En desacuerdo

Frecuencia

12

59

71

%

2,9%

2,7%

2,7%

Ni de acuerdo ni en desacuerdo

Frecuencia

127

580

707

%

30,2%

26,7%

27,3%

De acuerdo

Frecuencia

190

998

1188

%

45,1%

46,0%

45,8%

Totalmente de acuerdo

Frecuencia

81

483

564

%

19,2%

22,2%

21,8%

NS o NC

Frecuencia

3

9

12

%

0,7%

0,4%

0,5%

Total

Frecuencia

421

2171

2592

%

100,0%

100,0%

100,0%

Tabla 5

FACTOR 4. Los hijos y las hijas tienen interés en hablar sobre sexualidad. Según sexo

Sexo

Total

Hombre

Mujer

Muy en desacuerdo

Frecuencia

6

29

35

%

1,4%

1,3%

1,4%

En desacuerdo

Frecuencia

17

72

89

%

4,0%

3,3%

3,4%

Ni de acuerdo ni en desacuerdo

Frecuencia

122

627

749

%

29,0%

28,9%

28,9%

De acuerdo

Frecuencia

149

832

981

%

35,4%

38,3%

37,8%

Totalmente de acuerdo

Frecuencia

124

602

726

%

29,5%

27,7%

28,0%

NS o NC

Frecuencia

3

9

12

%

0,7%

0,4%

0,5%

Total

Frecuencia

421

2171

2592

%

100,0%

100,0%

100,0%

La naturalización de las relaciones sexuales actualmente fomenta la comprensión de este fenómeno y de la necesidad de hablar de él. Madres y padres resultan muy importantes para la educación emocional, afectiva y sexual de sus hijos e hijas, en un contexto de confianza y comunicación dentro de la relación parental, para la resolución de dudas y conflictos en este ámbito de socialización, de la misma manera que para dar apoyo y orientación a la hora de mantener relaciones saludables. Para que esto se pueda producir es importante que madres y padres comprendan la relevancia de esta cuestión. Justamente, el factor 5 trata este reconocimiento de la importancia de hablar de todo ello (Tabla 6).

El 89,9% de las madres y padres reconoce la importancia de que se hable, de hecho, la gran mayoría está muy de acuerdo en la importancia. Es decir, no hay duda de que, al margen de las dudas o de la percepción de la demanda, ha habido un elevado consenso en relación con la comunicación, dentro de la familia, antes de que tengan las primeras relaciones íntimas. No hay diferencias por sexo de los progenitores.

Tabla 6

FACTOR 5. Importancia de hablar sobre sexualidad con hijos e hijas antes de las relaciones. Según sexo

Sexo

Total

Hombre

Mujer

Muy en desacuerdo

Frecuencia

4

18

22

%

1,0%

0,8%

0,8%

En desacuerdo

Frecuencia

1

7

8

%

0,2%

0,3%

0,3%

Ni de acuerdo ni en desacuerdo

Frecuencia

34

185

219

%

8,1%

8,5%

8,4%

De acuerdo

Frecuencia

119

636

755

%

28,3%

29,3%

29,1%

Totalmente de acuerdo

Frecuencia

260

1316

1576

%

61,8%

60,6%

60,8%

NS o NC

Frecuencia

3

9

12

%

0,7%

0,4%

0,5%

Total

Frecuencia

421

2171

2592

%

100,0%

100,0%

100,0%

El consenso sobre la importancia de hablar de ello es elevado, la confianza en el sistema educativo para que trate estas cuestiones es también muy elevada (Tabla 7), el factor 6 informa de esta confianza. El sistema educativo ha ido ganando en confianza por parte de madres y padres en diversas cuestiones relevantes a la socialización, como el desarrollo de la autoestima, la autonomía y la responsabilidad. Este reconocimiento del sistema no puede hacer rehuir de su responsabilidad a madres y padres, pero permite ganar legitimidad a la hora de desarrollar programas de educación afectiva y sexual, con la colaboración de las familias.

Para que el alumnado reciba una educación emocional, afectiva y sexual de calidad es necesario que madres y padres jueguen un papel en ello, en colaboración con el personal educativo, los dos agentes de socialización más importantes actualmente y que pueden permitir hacer frente a la socialización difusa e irresponsable que proviene de las redes sociales y otros canales de comunicación en Internet.

En la muestra de Baleares hay un elevado consenso en el reconocimiento de los centros educativos (Tabla 7): un 80,6% de madres y padres confía en ellos, con una mayor confianza por parte de las madres (81,0%) que de los padres (78,1%). Si la coparentalidad entre las figuras parentales de una familia es muy recomendable, homogeneizando los criterios educativos, también lo es la necesidad de coherencia entre las familias y los centros educativos. Esta coherencia solo se consigue a partir de la colaboración, de la participación y de la formación de madres y padres.

Tabla 7

FACTOR 6. Confianza en el sistema educativo para hacer EAS en los centros educativos. Según sexo

Sexo

Total

Hombre

Mujer

Muy en desacuerdo

Frecuencia

3

11

14

%

0,7%

0,5%

0,5%

En desacuerdo

Frecuencia

9

53

62

%

2,1%

2,4%

2,4%

Ni de acuerdo ni en desacuerdo

Frecuencia

77

339

416

%

18,3%

15,6%

16,0%

De acuerdo

Frecuencia

181

993

1174

%

43,0%

45,7%

45,3%

Totalmente de acuerdo

Frecuencia

148

766

914

%

35,2%

35,3%

35,3%

NS o NC

Frecuencia

3

9

12

%

0,7%

0,4%

0,5%

Total

Frecuencia

421

2171

2592

%

100,0%

100,0%

100,0%

Hay un elevado consenso en relación con los efectos poco saludables que puede llegar a provocar la pornografía (Tabla 8). Un 78,4% opina que efectivamente los efectos no son en particular positivos. La diferencia por sexo no es muy elevada, pero sí que es significativa (p < 0,05): un 75,8% de los padres, frente a un 78,9% de las madres, cree que puede provocar efectos poco saludables. Se debe tener en cuenta que el uso de la pornografía es mucho más relevante en hombres que en mujeres. Los estudios citados en el marco teórico insisten en esta diferenciación en la frecuencia del consumo y el tiempo dedicado, así como en la implicación emocional por parte de los hombres (por ejemplo, Solano et al., 2018).

Tabla 8

FACTOR 7. La pornografía puede tener efectos poco saludables en la sexualidad de hijos e hijas. Según sexo

Sexo

Total

Hombre

Mujer

Muy en desacuerdo

Frecuencia

16

76

92

%

3,8%

3,5%

3,5%

En desacuerdo

Frecuencia

11

72

83

%

2,6%

3,3%

3,2%

Ni de acuerdo ni en desacuerdo

Frecuencia

72

300

372

%

17,1%

13,8%

14,4%

De acuerdo

Frecuencia

98

468

566

%

23,3%

21,6%

21,8%

Totalmente de acuerdo

Frecuencia

221

1246

1467

%

52,5%

57,4%

56,6%

NS o NC

Frecuencia

3

9

12

%

0,7%

0,4%

0,5%

Total

Frecuencia

421

2171

2592

%

100,0%

100,0%

100,0%

La comunicación entre madres y padres con sus hijos e hijas sobre pornografía puede ser incómoda: ya hemos visto que a veces les genera dudas. Las investigaciones de referencia muestran que el estilo parental (comunicación de confianza, autoritario o permisivo) y el género se asocian con estrategias de mediación parental (restrictivas, educativas o activas) en relación con la exposición a la pornografía (Boniel-Nissim et al., 2019). Las madres y los padres autoritarios, permisivos o negligentes son más propensos a tener una comunicación disfuncional (es decir, de baja calidad) sobre la pornografía y, posteriormente, ser menos efectivos en su mediación en cuanto a la pornografía. Por contra, los padres que tienen más autoridad legítima, basada en la comunicación de confianza, tienen más probabilidades de percibir la gravedad del consumo de pornografía en sus hijos e hijas (baja o más alta), siendo más efectivos en su orientación educativa, reduciendo o evitando el consumo problemático de pornografía. También se sabe que los padres tienden a tener una comunicación más disfuncional sobre la pornografía que las madres y, por lo tanto, son menos efectivos en sus estrategias de orientación en cuanto al consumo de pornografía (Boniel-Nissim et al., 2019).

El factor 8 se centra en la preocupación de las madres y los padres en relación con lo que hay que hacer. Hay un consenso elevado relacionado con la evitación del consumo de material pornográfico. Un 63,6% se muestra de acuerdo con este planteamiento, más por parte de las madres (63,9%) que de los padres (61,8%) (Tabla 9). Esta opinión parece coincidir con estrategias prohibicionistas, pero se puede afirmar que no se trata exactamente de eso, como se verá más adelante.

Tabla 9

FACTOR 8. Hay que evitar que hijos e hijas miren material pornográfico. Según sexo

Sexo

Total

Hombre

Mujer

Muy en desacuerdo

Frecuencia

12

78

90

%

2,9%

3,6%

3,5%

En desacuerdo

Frecuencia

20

106

126

%

4,8%

4,9%

4,9%

Ni de acuerdo ni en desacuerdo

Frecuencia

126

590

716

%

29,9%

27,2%

27,6%

De acuerdo

Frecuencia

120

602

722

%

28,5%

27,7%

27,9%

Totalmente de acuerdo

Frecuencia

140

786

926

%

33,3%

36,2%

35,7%

NS o NC

Frecuencia

3

9

12

%

0,7%

0,4%

0,5%

Total

Frecuencia

421

2171

2592

%

100,0%

100,0%

100,0%

En cuanto a la edad más indicada para hablar sobre afectividad y sexualidad con hijos e hijas (Tabla 10), hay una diferenciación en tres bloques, con importancia decreciente: primero los hay que opinan que hay que hablar desde los primeros años (31,0%), seguidos de los que piensan que se debe empezar a hablar de ello en Educación Primaria (30,4%) y, finalmente, los hay que creen que hay que esperar a la ESO (25,6%) y los que no lo tienen claro (10,4%). En cualquier caso, hay diferencias por sexo significativas (p < 0,05): según los hombres, solo un 24,5% cree que hay que empezar desde los primeros años, mientras opina así un 32,2% de las mujeres, es decir, hay casi un 8% de diferencia entre unos y otros.

La mayoría de expertos y expertas en educación afectiva y sexual consideran que no se debe esperar a la Educación Secundaria Obligatoria, con talleres que habitualmente se centran en prevenir el riesgo de embarazos no deseados y las infecciones de transmisión sexual. A los 12-13 años ya se han integrado muchos prejuicios, estereotipos y distorsiones: mucho más en el contexto actual de fácil acceso a la pornografía y a comunicaciones dudosas en las redes sociales. ¿Cuándo empezar? Hay un cierto consenso al indicar que se educa en emociones, afectos y sexualidad desde el nacimiento. Es cuando se acaricia al bebé, cuando se reconocen sus deseos y necesidades, o cuando se les corrige con rudeza una expresión de placer. Parece recomendable tener presente que antes de llegar a la pubertad se tendrían que conocer las emociones básicas, el cuerpo y sus cambios, las diferentes etapas y otras cuestiones relevantes (Lameiras & Carrera, 2009; Lameiras et al., 2016).

Tabla 10

La edad más apropiada para hablar sobre afectividad y sexualidad con mi hija o hijo es... Según sexo

Sexo

Total

Hombre

Mujer

Desde los primeros años

Frecuencia

103

700

803

%

24,5%

32,2%

31,0%

Coincidiendo con la educación primaria (4-11)

Frecuencia

125

663

788

%

29,7%

30,5%

30,4%

Coincidiendo con la ESO

Frecuencia

129

535

664

%

30,6%

24,6%

25,6%

No lo sé

Frecuencia

46

223

269

%

10,9%

10,3%

10,4%

Otras edades

Frecuencia

9

24

33

%

2,1%

1,1%

1,3%

No contesta

Frecuencia

9

26

35

%

2,1%

1,2%

1,4%

Total

Frecuencia

421

2171

2592

%

100,0%

100,0%

100,0%

Centrando el análisis en relación con la pornografía e Internet, la primera pregunta planteada hace referencia al tiempo dedicado a Internet, a las pantallas. Esta cuestión inicial permite establecer cuál es la percepción de madres y padres sobre la relación con Internet (Tabla 11). Como es evidente, las respuestas no incluyen los datos relativos al uso de pantallas en los centros educativos.

Los resultados son muy expresivos (Tabla 11), prácticamente no hay hijos o hijas que no consuman cada día Internet, el porcentaje es de un 3,5%, casi inapreciable. Mientras el nivel de consumo bajo, ocasional o inferior a una hora llega a un 12,4%, prácticamente sin diferencias en la apreciación de madres y padres.

El nivel de consumo medio, de una hora diaria, llega al 14,6% de los hijos e hijas, mientras que el nivel alto de consumo, de 2 o más horas diarias, afecta al 46,2% de los hijos e hijas. Este nivel más alto de consumo es identificado significativamente de una manera diferente por madres y padres, pues los primeros solo lo estiman en un 22,6%, mientras que las madres lo estiman en un 50,8% (p = 0,000).

Tabla 11

Creo que el tiempo que mi hijo o hija dedica al día al acceso online (videojuegos, redes sociales, Internet en general, etc.) es... Según sexo

Sexo

Total

Hombre

Mujer

No miran nada

Frecuencia

14

76

90

%

3,3%

3,5%

3,5%

Miran ocasionalmente

Frecuencia

22

148

170

%

5,2%

6,8%

6,6%

Inferior a 1 hora

Frecuencia

32

119

151

%

7,6%

5,5%

5,8%

Aproximadamente 1 hora

Frecuencia

111

268

379

%

26,4%

12,3%

14,6%

Aproximadamente 2 o 3 horas

Frecuencia

76

964

1040

%

18,1%

44,4%

40,1%

4 o más horas

Frecuencia

19

138

157

%

4,5%

6,4%

6,1%

NS o NC

Frecuencia

147

458

605

%

34,9%

21,1%

23,3%

Total

Frecuencia

421

2171

2592

%

100,0%

100,0%

100,0%

Las estimaciones de uso de Internet, según los grupos de edad de madres y padres, ofrece diferencias significativas (p < 0,05). Los menores de 40 años consideran que el alto nivel de consumo afecta al 59,7% de los hijos e hijas, mientras que los de 50 o más años consideran que afecta al 33,3%. Hay que decir que este grupo conoce mucho menos el nivel de uso de sus hijos e hijas, ya sea porque son mayores o porque se han preocupado menos, puesto que el 34,4% no responde, frente a un 6,8% de no respuesta entre madres y padres más jóvenes.

Para empezar a plantear de forma directa preguntas sobre pornografía a madres y padres se ha introducido una pregunta aparentemente neutra, ya que no habla de sus hijos o hijas: se les ha preguntado a qué edad creen que niños y adolescentes empiezan a consumir pornografía. La pregunta se ha diferenciado por sexo. Cuando se habla de los HIJOS (Tabla 12), las respuestas muestran una clara consciencia de las bajas edades del primer contacto con la pornografía en Internet, el 19,7% considera que llegan a la pornografía antes de los 12 años y un 51,5%, que se empieza a consumir entre los 12 y los 14. Es decir, un 71,1% considera que empiezan con 14 o menos años.

Encontramos diferencias entre madres y padres: los primeros solo aceptan estas edades de consumo en un 39,0%, mientras que las madres lo reconocen en un 77,4% de los hijos. Cabe destacar que la no respuesta entre los padres llega hasta el 54,6%, como si no quisieran hablar del tema, mientras entre las madres solo es del 8,5%.

Tabla 12

¿A qué edad piensa que niños y adolescentes empiezan a consumir pornografía? ELLOS. Según sexo

Sexo

Total

Hombre

Mujer

Antes de los 12 años

Frecuencia

49

461

510

%

11,6%

21,2%

19,7%

Entre los 12 y los 14

Frecuencia

115

1219

1334

%

27,3%

56,1%

51,5%

Posteriormente a los 14

Frecuencia

27

307

334

%

6,4%

14,1%

12,9%

NS o NC

Frecuencia

230

184

414

%

54,6%

8,5%

16,0%

Total

Frecuencia

421

2171

2592

%

100,0%

100,0%

100,0%

Cuando la misma cuestión se refiere a las HIJAS (Tabla 13), las edades de inicio se consideran como más elevadas, así mientras que con los hijos se consideraba que empezaban con 14 o menos años en un 71,1%, en cuanto a las hijas se considera que esto mismo pasa en un 61,4%. Por lo tanto, hay una diferencia significativa (p < 0,05). También hay una diferencia significativa entre madres y padres en el reconocimiento de este acceso (p < 0,05): un 29,7% de los padres cree que las hijas acceden a estas bajas edades, mientras las madres creen que ocurre en un 67,7% de los casos. Como en la cuestión anterior, la diferencia en la no respuesta es también relevante: un 59,6% de los padres no saben o no contestan, mientras que solo lo hace un 13,9% de las madres. Quizás es cierto que no lo saben, ya que su implicación todavía es más reducida que la de las madres.

Para aclarar la base del posicionamiento era necesario saber cuál era la edad de sus hijos o hijas, si solo tenían uno, o del hijo o la hija de mayor edad, si tenían más de uno. Esto aporta perspectiva sobre el tiempo que han tenido hijos o hijas para desarrollar sus prácticas en relación con Internet, la pornografía y otros. El resumen de los datos, sin considerar a las madres y los padres que no tienen HIJOS (porcentajes calculados respecto a 1917 madres y padres con hijos) permite comprobar cómo se distribuyen los datos de los HIJOS:

  • Un 23,7% tienen 11 o 12 años.
  • Un 21,2% tienen entre 12 y 14 años.
  • Un 30,9% tienen 14 o más años.
  • Un 24,2% prefiere no contestar.

Tabla 13

¿A qué edad piensa que niñas y adolescentes empiezan a consumir pornografía? ELLAS. Según sexo

Sexo

Total

Hombre

Mujer

Antes de los 12 años

Frecuencia

27

354

381

%

6,4%

16,3%

14,7%

Entre los 12 y los 14

Frecuencia

95

1115

1210

%

22,6%

51,4%

46,7%

Posteriormente a los 14

Frecuencia

48

400

448

%

11,4%

18,4%

17,3%

NS o NC

Frecuencia

251

302

553

%

59,6%

13,9%

21,3%

Total

Frecuencia

421

2171

2592

%

100,0%

100,0%

100,0%

El resumen de los datos, sin considerar a las madres y los padres que no tienen HIJAS (porcentajes calculados respecto a 1760 madres y padres con hijas) permite comprobar cómo se distribuyen los datos de las HIJAS:

  • Un 24,1% tienen 11 o 12 años.
  • Un 23,4% tienen entre 12 y 14 años.
  • Un 28,2% tienen 14 o más años.
  • Un 24,4% prefiere no contestar.

La distribución está equilibrada por edad, al margen de la no respuesta, con presencia de menores y mayores. Esto permite moderar las interpretaciones que requieren más años para poderse desarrollar, como las consecuencias del consumo habitual de pornografía. Por este motivo se deben hacer algunos cálculos específicos, por ejemplo, recortando la muestra para no incluir las edades inferiores.

Mientras la gran mayoría opina sobre las edades de inicio de los hijos y las hijas de los otros o de los hijos y las hijas teóricos, cuando se habla de sus hijos e hijas, el reconocimiento de consumo es muy reducido, como ya se había observado en otros estudios (Sedano & Ballester, 2020; Wright et al., 2023.

En la muestra, solo se reconocen como «posible» o «seguro» consumo en un 3,7% de los hijos (Tabla 14) y en un 1,7% de las hijas (Tabla 15). Si el cálculo se hace depurado, retirando los que no tienen hijos o no tienen hijas, el resultado continúa siendo muy bajo: reconocen posible o seguro consumo en un 5,1% de los hijos (Tabla 14) y en un 2,6% de las hijas (Tabla 15). Cabe destacar que el nivel de no respuesta es elevado entre las madres y los padres, siempre superior al 40%.

Haciendo los cálculos de los que sí consumen sin considerar los padres sin hijos o hijas y sin las madres y padres que no contestan, es decir, calculando los porcentajes solo en relación con madres y padres que contestan efectivamente y tienen hijos o hijas, se llega a un 13,2% de consumo entre los hijos y un 6,9% entre las hijas.

Como es evidente, se trata de una percepción distorsionada, infraestimando el consumo de los propios hijos e hijas, o se trata de una respuesta que oculta de manera intencionada el consumo. Las respuestas del alumnado han mostrado niveles de consumo completamente diferentes de aquellos reconocidos por madres y padres. Sea por el motivo que sea, la baja consciencia de consumo les permite no confrontarse con la necesidad de plantearse directamente el tema.

Tabla 14

¿Sus HIJOS ven pornografía? Según sexo

Sexo

Total

Hombre

Mujer

No lo sé

Frecuencia

32

173

205

%

7,6%

8,0%

7,9%

Creo que no

Frecuencia

29

196

225

%

6,9%

9,0%

8,7%

Seguro que no

Frecuencia

25

183

208

%

5,9%

8,4%

8,0%

Sí, pero muy poco

Frecuencia

12

35

47

%

2,9%

1,6%

1,8%

Frecuencia

16

34

50

%

3,8%

1,6%

1,9%

No contesta

Frecuencia

197

985

1182

%

46,8%

45,4%

45,6%

No tengo HIJOS

Frecuencia

110

565

675

%

26,1%

26,0%

26,0%

Total

Frecuencia

421

2171

2592

%

100,0%

100,0%

100,0%

Hay que destacar que en esta cuestión no se puede hacer la comparación entre madres y padres, ya que si se retiran a los padres sin hijos o sin hijas y los padres que no contestan (Tabla 14 y Tabla 15), entonces la submuestra de padres se reduce limitando la comparación fiable.

Una cuestión relacionada con la interpretación de estos resultados es que no se ha preguntado sobre las frecuencias de consumo que estiman madres y padres, las cuales podrían ser muy bajas: muchas conocen la pornografía, pero la frecuentan poco. Lo sabemos por los resultados de las encuestas contestadas por las adolescentes (Ballester et al., 2022).

Tabla 15

¿Vuestras HIJAS ven pornografía? Según sexo

Sexo

Total

Hombre

Mujer

No lo sé

Frecuencia

23

115

138

%

5,5%

5,3%

5,3%

Creo que no

Frecuencia

44

210

254

%

10,5%

9,7%

9,8%

Seguro que no

Frecuencia

27

186

213

%

6,4%

8,6%

8,2%

Sí, pero muy poco

Frecuencia

3

15

18

%

0,7%

0,7%

0,7%

Frecuencia

2

25

27

%

0,5%

1,2%

1,0%

No contesta

Frecuencia

174

936

1110

%

41,3%

43,1%

42,8%

No tengo HIJOS

Frecuencia

148

684

832

%

35,2%

31,5%

32,1%

Total

Frecuencia

421

2171

2592

%

100,0%

100,0%

100,0%

A pesar de ello, madres y padres reconocen niveles de consumo irreales. Las siguientes tablas permiten completar claramente las interpretaciones a partir de otros planteamientos, por ejemplo, la preocupación del nivel de consumo de pornografía de los hijos y las hijas, el cual vuelve a aportar datos más realistas (Tabla 16).

Para continuar precisando estas cuestiones, se ha preguntado sobre la preocupación por el consumo de pornografía, tanto si sus hijos o hijas consumían como si no consumían, según madres y padres.

Empezando por la preocupación por el consumo entre los HIJOS (Tabla 16), los resultados indican elevados niveles de preocupación. Si se calculan los porcentajes sin tener en cuenta a las madres y los padres que no tienen hijos, un 66,61% están preocupados (bastante o mucho) por el consumo de pornografía en sus hijos. La preocupación es significativamente más elevada entre las madres (66,61%) que entre los padres (54,98%) (p < 0,05).

La percepción de que las HIJAS consumen con un nivel y frecuencia más bajo es claramente identificada por madres y padres, pero esto no hace que baje la preocupación por este consumo (Tabla 17). Volviendo a calcular los porcentajes sin considerar a madres y padres sin hijas, el 68,52% están bastante o muy preocupados. También se observa una diferencia significativa (p < 0,05) entre padres (64,10%) y madres (69,33%): los padres se preocupan por el consumo de sus HIJOS en un 54,98%, pero se preocupan por el consumo de sus HIJAS en un 64,10%. La preocupación de las madres es mucho más estable por el consumo de los hijos (66,61%) y por el consumo de las hijas (69,33%).

Tabla 16

Tanto si consume, como si no lo hace, ¿le preocupa el consumo de pornografía de sus HIJOS? Según sexo

Sexo

Total

Hombre

Mujer

Mucho

Frecuencia

60

369

429

%

14,3%

17,0%

16,6%

Bastante

Frecuencia

111

737

848

%

26,4%

33,9%

32,7%

Poco

Frecuencia

21

57

78

%

5,0%

2,6%

3,0%

Nada

Frecuencia

4

10

14

%

1,0%

0,5%

0,5%

NS o NC

Frecuencia

115

433

548

%

27,3%

19,9%

21,1%

No tengo HIJOS

Frecuencia

110

565

675

%

26,1%

26,0%

26,0%

Total

Frecuencia

421

2171

2592

%

100,0%

100,0%

100,0%

La diferenciación puede tener diversas explicaciones, pero la más consistente es que todavía hay un trato desigual de los hijos y las hijas. Parece evidente que un elevado consumo entre los hijos o entre las hijas les afecta siempre a ellos y a ellas. En cualquier caso, el nivel de preocupación es elevado y esta consciencia de que puede haber consecuencias para la sexualidad saludable justifica el desarrollo de actuaciones educativas, como después se podrá comprobar.

Como se ha destacado antes, la investigación ha mostrado que el estilo parental con mejores resultados es el que promueve comunicación de confianza y de normatividad democrática, mientras los peores estilos parentales son el permisivo-negligente y el autoritario (Boniel-Nissim et al., 2019). Para explorar las estrategias que desarrollan las madres y los padres en Baleares, se planteó la siguiente pregunta: ¿qué haría si encontrase un sitio de pornografía en el navegador web de los dispositivos que usan sus hijos e hijas? Las opciones planteaban estrategias características de cada estilo educativo parental (Tabla 18):

  • Estilo autoritario: (1) Contratar un filtro parental sin decirle nada; (2) Castigarle sin móvil una temporada.
  • Estilo educativo basado en la comunicación de confianza y de normatividad democrática: (3) Contratar un filtro personal y hablar de ello; (4) Hablar del tema.
  • Estilo educativo permisivo: (5) No haría nada en especial, es normal que exploren y sientan curiosidad.

Tabla 17

Tanto si consume, como si no lo hace, ¿le preocupa el consumo de pornografía de sus HIJAS? Según sexo

Sexo

Total

Hombre

Mujer

Mucho

Frecuencia

65

433

498

%

15,4%

19,9%

19,2%

Bastante

Frecuencia

110

598

708

%

26,1%

27,5%

27,3%

Poco

Frecuencia

15

48

63

%

3,6%

2,2%

2,4%

Nada

Frecuencia

2

14

16

%

0,5%

0,6%

0,6%

NS o NC

Frecuencia

81

394

475

%

19,2%

18,1%

18,3%

No tengo HIJAS

Frecuencia

148

684

832

%

35,2%

31,5%

32,1%

Total

Frecuencia

421

2171

2592

%

100,0%

100,0%

100,0%

Las respuestas son reveladoras del estilo educativo parental dominante, claramente en Baleares es el que está basado en comunicación de confianza y de normatividad democrática. Un 69,5% optó por las estrategias 3 y 4, con una diferencia significativa (p < 0,05) entre padres (63,4%) y madres (70,7%). Esta diferencia no es porque los padres opten por estilos autoritarios o permisivos, sino porque no saben muy bien qué hay que hacer. La no respuesta en el conjunto de la muestra es elevada (24,0%), pero significativamente más elevada entre los padres (31,6%) que entre las madres (22,5%).

De los datos anteriores se puede concluir que probablemente sea necesario desarrollar opciones formativas para madres y padres. En este sentido, se han planteado una serie de cuestiones para concretar el contenido relativo a la formación dedicada a las familias. La primera cuestión se refiere a la necesidad de formarse en relación con la comunicación sobre pornografía para hablar con eficacia y confianza (Tabla 19). Un 66,0% de las madres y los padres ha contestado afirmativamente, con respuestas que consideran esta cuestión importante, bastante importante o muy importante. A pesar de ser mayoritaria, en esta valoración hay diferencias significativas (p < 0,05) entre padres (57,3%) y madres (67,8%). El resto se concentra en la no respuesta (28,7%), por lo tanto, casi no hay posicionamientos en contra de esta necesidad formativa (solo un 5,2%).

Tabla 18

¿Qué haría si encontrase un sitio de pornografía en el navegador web de los dispositivos que usan sus hijos e hijas? Según sexo

Sexo

Total

Hombre

Mujer

Contratar un filtro parental sin decirle nada

Frecuencia

3

35

38

%

0,7%

1,6%

1,5%

Castigarle sin móvil una temporada

Frecuencia

2

41

43

%

0,5%

1,9%

1,7%

Contratar un filtro parental y hablar de ello

Frecuencia

79

433

512

%

18,8%

19,9%

19,8%

Hablar del tema

Frecuencia

188

1102

1290

%

44,7%

50,8%

49,8%

No haría nada en especial, es normal que exploren y sientan curiosidad

Frecuencia

11

32

43

%

2,6%

1,5%

1,7%

Otros

Frecuencia

5

39

44

%

1,2%

1,8%

1,7%

NS o NC

Frecuencia

133

489

622

%

31,6%

22,5%

24,0%

Total

Frecuencia

421

2171

2592

%

100,0%

100,0%

100,0%

La segunda cuestión, considerada clave, es la necesidad de mejorar la comunicación sobre sexualidad (Tabla 20). Un 69,6% de las madres y los padres ha contestado afirmativamente, con respuestas que consideran esta cuestión importante, bastante importante o muy importante. También se observan diferencias significativas (p < 0,05) entre padres (64,6%) y madres (70,6%). La no respuesta continúa siendo alta (28,7%). En esta pregunta han bajado los posicionamientos en contra de esta necesidad formativa (apenas un 1,7%).

La tercera cuestión planteada se refiere al acceso seguro a Internet (Tabla 21), ya que ha sido uno de los temas fundamentales a lo largo de los últimos años. El acceso seguro a los contenidos de Internet es una de las preocupaciones más relevantes de las madres y los padres, especialmente cuando la presencia de la cultura de pantallas es tan importante en las vidas de los hijos e hijas. Buena parte de la actividad educativa ya se hace en un contexto de pantallas, por lo que la educación digital y el acceso seguro se han vuelto preocupaciones fundamentales de las madres y los padres responsables.

Tabla 19

¿Qué temas concretos cree que son más importantes y se deberían incluir en una formación dedicada a familias? COMUNICACIÓN SOBRE PORNOGRAFÍA. Según sexo

Sexo

Total

Hombre

Mujer

Nada importante

Frecuencia

14

40

54

%

3,3%

1,8%

2,1%

Poco importante

Frecuencia

20

61

81

%

4,8%

2,8%

3,1%

Importante

Frecuencia

36

180

216

%

8,6%

8,3%

8,3%

Bastante importante

Frecuencia

101

397

498

%

24,0%

18,3%

19,2%

Muy importante

Frecuencia

104

895

999

%

24,7%

41,2%

38,5%

NS o NC

Frecuencia

146

598

744

%

34,7%

27,5%

28,7%

Total

Frecuencia

421

2171

2592

%

100,0%

100,0%

100,0%

Fuente:

Tabla 20

¿Qué temas concretos cree que son más importantes y se deberían incluir en una formación dedicada a familias? COMUNICACIÓN SOBRE SEXUALIDAD. Según sexo

Sexo

Total

Hombre

Mujer

Nada importante

Frecuencia

2

18

20

%

0,5%

0,8%

0,8%

Poco importante

Frecuencia

6

17

23

%

1,4%

0,8%

0,9%

Importante

Frecuencia

22

70

92

%

5,2%

3,2%

3,5%

Bastante importante

Frecuencia

120

651

771

%

28,5%

30,0%

29,7%

Muy importante

Frecuencia

130

811

941

%

30,9%

37,4%

36,3%

NS o NC

Frecuencia

141

604

745

%

33,5%

27,8%

28,7%

Total

Frecuencia

421

2171

2592

%

100,0%

100,0%

100,0%

Fuente:

Los trabajos sobre la cultura de pantallas insisten en la necesidad de identificar buenas prácticas para recomendar a las familias, básicamente orientadas a desarrollar Internet como contexto seguro (Aznar-Martínez et al., 2022). Algunas de las buenas prácticas recomendadas incluyen las cinco siguientes:

  • Comunicación de confianza en la familia, desde la infancia, en especial: comunicación sobre las malas experiencias en línea.
  • Seguridad de los aparatos y el software que se utiliza: controles de seguridad y privacidad de los equipos que usan los miembros de la familia. Enseñar que no deben compartir nunca sus contraseñas.
  • Seguridad del uso que se hace: educar en la cultura de la privacidad, asegurando que los perfiles estén protegidos y que cuando se tenga que dar el nombre no se asocie a teléfonos o direcciones privadas. Saber identificar el ciberacoso, en todas sus variantes. Recomendar que nunca queden con personas que solo conozcan por Internet.
  • Crear la cultura del cumplimiento de las normas, garantizando por ejemplo que se respeten los límites de edad de webs y aplicaciones que les interesan.
  • Seguridad de las imágenes que se comparten: atención a los detalles que aparecen en las fotografías.

Como se puede observar en la Tabla 21, hay un elevado consenso respecto a esta cuestión, con un 70,3% de madres y padres que la consideran importante, bastante importante o muy importante. Hay diferencia entre padres (66,0%) y madres (71,2%), pero en los dos grupos se expresa una mayoría a favor. La no respuesta representa el 28,0%, de tal manera que o están de acuerdo en que se trate el tema o no lo tienen claro. Solo un 1,7% piensa que se puede prescindir de hacer formación sobre este tema.

Tabla 21

¿Qué temas concretos cree que son más importantes y se deberían incluir en una formación dedicada a familias? ACCESO SEGURO A INTERNET. Según sexo

Sexo

Total

Hombre

Mujer

Nada importante

Frecuencia

2

18

20

%

0,5%

0,8%

0,8%

Poco importante

Frecuencia

1

23

24

%

0,2%

1,1%

0,9%

Importante

Frecuencia

24

66

90

%

5,7%

3,0%

3,5%

Bastante importante

Frecuencia

120

633

753

%

28,5%

29,2%

29,1%

Muy importante

Frecuencia

134

846

980

%

31,8%

39,0%

37,8%

NS o NC

Frecuencia

140

585

725

%

33,3%

26,9%

28,0%

Total

Frecuencia

421

2171

2592

%

100,0%

100,0%

100,0%

4. Conclusiones

La posición de las madres y los padres respecto de la educación afectiva y sexual de hijos e hijas y sobre la pornografía, se puede resumir en ocho cuestiones clave:

  1. Hay que hablar sobre sexualidad y EAS a hijos e hijas. Madres y padres son conscientes de la necesidad de hablar sobre sexualidad con sus hijos e hijas (95,1%), si bien se muestra una mayor preocupación por parte de las madres (95,3%) que de los padres (93,6%).
  2. «No tenemos dudas sobre cómo hablar de sexualidad a hijos e hijas». La mayoría no tiene dudas: un 51,4% lo dice claramente. Aunque este resultado es muy afortunado, hay que considerar que un 41,9% muestra una posición ambigua en relación con las dudas que tienen a la hora de hablar con sus hijos e hijas.
  3. Hay preocupación por la edad de las primeras relaciones sexuales de hijos e hijas con otras personas. Para los padres la preocupación por las primeras relaciones sexuales llega al 64,4%, mientras que esta preocupación afecta al 68,2% de las madres.
  4. Hijos e hijas tienen interés en hablar sobre sexualidad. Un 65,9% confirma que los hijos y las hijas tienen interés en hablar sobre sexualidad, sea directamente o sobre cuestiones relacionadas, sin diferencia por sexo de madres y padres.
  5. Importancia de hablar sobre sexualidad con hijos e hijas antes de las relaciones. El 89,9% de las madres y los padres reconoce la importancia de hablar sobre sexualidad, de hecho, esta percepción es muy mayoritaria.
  6. Confianza en el sistema educativo para hacer EAS en los centros educativos. Hay un elevado reconocimiento de los centros educativos: un 80,6% de madres y padres confía en ellos, con una mayor confianza por parte de las madres (81,0%) que de los padres (78,1%).
  7. La pornografía puede tener efectos poco saludables en la sexualidad de hijos e hijas. Hay un elevado consenso en relación con los efectos poco saludables que puede llegar a provocar la pornografía. Un 78,4% opina que, efectivamente, los efectos no son especialmente positivos.
  8. Hay que evitar que hijos e hijas miren material pornográfico. Hay un consenso elevado en relación con la evitación del consumo de material pornográfico. Un 63,6% se muestra de acuerdo con este planteamiento, más por parte de las madres (63,9%) que de los padres (61,8%). Esta opinión parece coincidir con estrategias prohibicionistas, pero no es exactamente esto, sino más bien se propone generar respuestas a la curiosidad, la educación de los afectos y la sexualidad al margen del mercado pornográfico, favoreciendo su reducción de importancia y su abolición.

El nivel de consciencia del acceso y consumo de sus hijos e hijas es bastante reducido, aunque la conciencia sobre las consecuencias y el reconocimiento de la necesidad de la educación de las emociones, afectos y la sexualidad, para niños, niñas y adolescentes, así como para las propias familias, son muy elevadas.

Si se habla de la infancia y adolescencia, es decir, si no se habla de sus hijos e hijas, se reconoce que hay un acceso generalizado a la pornografía, que las edades de inicio son reducidas, que el consumo no promueve una sexualidad saludable, que deberían hablar sobre emociones y sexualidad en las familias, también que confían en los centros educativos para hacerlo de una manera científica correcta y estructurada.

Finalmente, parece bastante claro que el estilo parental mayoritario, con mucha diferencia, para abordar estas cuestiones y otras, es el estilo basado en la comunicación de confianza. Esta constatación permite que los planteamientos anteriores se complementen bien con dinámicas prometedoras, siempre que se mejoren las opciones formativas, basadas en el conocimiento científico, respecto de la realidad digital, la cultura de pantallas, así como de las emociones, afectos, relaciones y la sexualidad. Se trata de una cuestión urgente y de un reto para los próximos años.

Contribución de autoría

  • Ballester: Dirección de la investigación, Estructura del trabajo, metodología, investigación/análisis, coordinación, supervisión.
  • Sandra Sedano: Dirección de la investigación, revisión del manuscrito, investigación/análisis.
  • Judith Lorente-De-Sanz: Estructura del trabajo, adquisición de datos, edición, figuras, revisión del manuscrito, investigación/análisis.
  • Berta Aznar-Martínez: Estructura del trabajo, adquisición de datos, edición, figuras, revisión del manuscrito, investigación/análisis.
  • Los autores son responsables del contenido del artículo y de haber contribuido a la concepción, diseño y realización del trabajo, análisis e interpretación de datos, y de haber participado en la redacción del texto y sus revisiones, así como en la aprobación de la versión que finalmente se remite.

Financiación:

Proyecto encargado y financiado por el Institut Balear de la Dona (IBD) y el Ministerio de Igualdad, en el segundo semestre de 2022, mediante el encargo de gestión: “Servei per a la realització de l’estudi sobre l’impacte de la pornografia en la infància i joventut de les Illes Balears” (MEDPRO 6731/2022), gestionado por la Fundación Universidad y Empresa (FUEIB-UIB).

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